En un mundo que nos empuja a estar disponibles 24/7, a responder rápido, a asistir a todo y a complacer a todos, hablar de límites no es solo importante: es urgente. Establecer límites sanos es una de las decisiones más valientes y amorosas que podemos tomar por nuestra salud mental.
Los límites no son muros, son puertas con cerradura. Son una forma de protegernos, de definir hasta dónde llegamos y dónde comenzamos nosotros. Cuando no los establecemos, nuestra energía se desgasta, nuestro ánimo se desbalancea y nuestras relaciones se vuelven tensas, incluso con quienes más queremos.
Como trabajadora social clínica (y escolar también) y mujer con metas, he aprendido que el ser humano no necesita estar rodeado de gente todo el tiempo. El silencio, la introspección y el descanso no son debilidades, son necesidades humanas básicas. Si deseas avanzar en tus sueños, cuidar tu cuerpo, tu mente y tu espíritu, necesitas espacio personal. No es egoísmo; ni esta mal... es autocuidado.
Establecer límites también es una forma de enseñar a los demás cómo queremos y merecemos ser tratados, debemos entender que darnos prioridad es señal de una vida feliz, obviamente sin hacerle daño a nadie. Ser genuino es la clave. No puedes dar lo mejor de ti a los demás si no te lo das primero a ti misma o mismo. Un ser humano agobiado, sin tiempo para sí, probablemente reaccionará con irritabilidad, ansiedad o desconexión emocional. En cambio, quien se cuida, quien sabe decir "no" cuando es necesario, podrá decir "sí" desde un lugar sincero y saludable.
Recuerda: no se trata de alejarse del mundo, sino de acercarse a ti.
Algunas claves para establecer límites saludables:
- Escucha a tu cuerpo y respeta tus tiempos de descanso.
- Di “no” sin culpa cuando algo no se alinea contigo.
- Agenda tiempo a solas, como prioridad.
- Reconoce que decir “sí” a todo es decir “no” a ti.
- Rodéate de personas que respeten tus decisiones.
Cuidarte no es opcional, es esencial. Y los límites, son parte de ese cuidado. Be safe.